"No aceptamos ni gays ni animales" Este fue el escandaloso mensaje
que envió el propietario de un alojamiento turístico en el pueblo costero de Santa
María, Calabria (Italia) a una pareja gay cuando reservaron la casa
a principios de este verano.
Un mensaje impulsivo
La pareja, de Nápoles, ya había confirmado su reserva cuando el propietario descubrió que los dos hombres eran pareja. Les envió el mensaje antes de su llegada informándoles de que no les permitiría entrar en la casa.
Dolidos e indignados, la pareja decidió hacerlo público con la ayuda de una organización local de derechos LGTB y el caso fue recogido inmediatamente por los medios de comunicación italianos.
El propietario de la casa se disculpó y argumentó que escribió el mensaje mientras conducía y sin reflexionar. Pero no cambió su postura: era una cuestión religiosa, dijo, y como católico practicante, nunca aceptaría una familia que no fuese una familia tradicional.
Guía contra la discriminación
Esta actitud, además
de extremadamente discriminatoria e inaceptable en una sociedad
civilizada, puede ser muy peligrosa para la
juventud o para los homosexuales vulnerables que luchan por aceptarse a sí
mismos, apuntó la pareja.
Para que los homosexuales puedan hacer valer sus derechos y eviten (incluso denuncien) situaciones similares, Rete Lenford, una asociación de abogados, miembro de la Coalición Italiana por las Libertades Civiles y los Derechos (CILD), ha creado una guía contra la discriminación.
Vacío legal
Existe un vacío jurídico, tanto en la legislación italiana como en la europea, respecto a la protección contra la discriminación en el acceso a bienes y servicios: solo se contempla la discriminación por motivos de género y raza.
No ha
habido propuestas para ampliar estas regulaciones. En Italia, ni siquiera existe una autoridad central independiente responsable de garantizar que no
exista discriminación en estas situaciones; cada región tiene cierta competencia para aprobar leyes contra la discriminación,
pero solo unas pocas han regulado la discriminación contra las personas homosexuales.
Sin embargo, se puede reclamar el reembolso y una indemnización por la violación de la dignidad personal y
la discriminación sufrida en relación al acceso a bienes y servicios.
Más aún, se puede (y se debe) denunciar esta discriminación para que el
infractor se enfrente a sanciones administrativas.
Aumentar la presión pública para generar cambio
A pesar de lo desagradable que ha sido este caso, al menos ha servido para sensibilizar a la sociedad sobre la discriminación continua que sufren las personas LGBT en Italia, y sobre los enormes avances, tanto legales como sociales, que todavía quedan por conseguir.
Ojalá que a raíz de este caso se anime más gente a denunciar situaciones similares siempre que se produzcan y en todos los lugares que puedan tener lugar, y que esto desencadene un gran clamor público para que los políticos mejoren las garantías legales de las personas LGBT.