El régimen de Viktor Orban ha intentado silenciar a los defensores de derechos humanos desde 2013. El año pasado, Hungría aprobó una ley anti ONG al estilo ruso para tratar de que no reciban fondos.
Ahora el gobierno quiere dar otra vuelta de tuerca más con una nueva ley que grave las donaciones del extranjero y prohiba que los trabajadores humanitarios y abogados ayuden a los refugiados.
Y en un reciente discurso de campaña, Orban prometió "venganza" hacia las organizaciones de la sociedad civil después de las elecciones.
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