"Me gusta HCLU y sus páginas, pero, de hecho, me enteré de la existencia de HCLU cuando el algoritmo de Facebook lanzó un artículo suyo en mi línea de tiempo. También me gusta que cuando busco un producto en internet, me llegan algunas ideas más sobre lo que puedo querer comprar a través de los anuncios de Google o Facebook. Es mucho mejor que tener mi buzón inundado de folletos publicitarios en papel. Quienes quieran vivir en el pasado no deberían usar los productos de Google y Facebook. Es el derecho a la libre elección. Estoy de acuerdo en que no está bien que ciertos datos tuyos puedan acabar en las manos equivocadas. Por ejemplo, si tienes alergias muy graves y alguien quiere matarte, basta con que coloquen el material al que eres alérgico en tu entorno. Pero normalmente, los datos de los que hablamos son anónimos. En otros sistemas solo eres un número de identificación alfanumérico. Las empresas de publicidad se dirigen a un grupo, y no saben exactamente quiénes son las personas que ven sus ofertas". (Un seguidor de HCLU en Facebook, nuestra organización miembro húngara, comentando el post de HCLU sobre la campaña #TusDatosAsuntoTuyo).
Creo que ya es hora de que aclaremos ciertos temas. Aunque tanto Google como Facebook elaboran perfiles sociales con algoritmos, esta vez no estamos pidiendo a Facebook que cambie sus prácticas publicitarias. Se lo estamos pidiendo a Google y a IAB, la organización que representa los intereses de la industria de la publicidad en línea. ¿Por qué? ¿Acaso creemos que los algoritmos de Facebook son buenos, o al menos aceptables, y los de Google no? Sí y no. Estoy bastante segura de que en el futuro haremos campañas pidiendo a Facebook que sea más ético y que actúe correctamente en materia de publicidad. Esta no es esa campaña. La petición #TusDatosAsuntoTuyo no tiene que ver con la elaboración de perfiles a base de algoritmos, sino con la fuga de datos. Se trata de no querer que nuestros datos terminen en las manos equivocadas.
Aún así, quiero hablar brevemente sobre la creación de perfiles a base de algoritmos. Personalmente, me encantan mis anuncios de Facebook. Como no me gusta pasear por los centros comerciales y no tengo televisión, estoy segura de que no me habría enterado de la existencia de ese poste rascador para gatos increíblemente bonito que ahora quiero comprarle a Fritz, mi gato, por Navidad. No es que los anuncios de Facebook no sean geniales. De hecho lo son. La pregunta es si valen la pena.
Ahora bien, en Facebook introdujeron algunas medidas para evitar la fuga de datos para evitar un segundo incidente de Cambridge Analytica. Sin embargo, cuando se trata de publicidad online fuera de Facebook, los datos siguen difundiéndose y no tenemos ni idea de a dónde van, ni quién los usa o abusa, ni de qué manera.
Pero cuando se trata de un mal uso, la cuestión no es solo si tú como individuo puedes ser identificado y luego perjudicado de una manera muy personal. La información que Google y el IAB utilizan cuando ofrecen una puja en tiempo real es bastante detallada, y alguien que tenga los suficientes recursos y habilidades técnicas, podría ser capaz de encontrarle y hacer un mal uso de la información que ha logrado conocer sobre tus alergias. Pero muy pocos de nosotros tenemos enemigos personales dispuestos a llegar tan lejos. En mi opinión, la verdadera pregunta es si queremos vivir bajo el mandato de gobiernos que han llegado al poder gracias a otras fuerzas autoritarias que les han colocado ahí usando los mismos datos de los que estamos hablando. Estos datos les ayudan a difundir sus mentiras de manera eficiente, les enseñan a generar miedo y un sentimiento de inseguridad en ciertos distritos electorales y también a quiénes deben ofrecer protección. No quiero que eso suceda. Me alegro de que aparezcan anuncios interesantes en mi pantalla. Pero definitivamente no estoy dispuesta a pagar por ello con mi democracia.
Que Google e IAB faciliten a miles de empresas de las que nunca he oído hablar mi información personal, no solo me parece problemático desde un punto de vista ético, sino que es ilegal según la ley europea de protección de datos (RGPD). En Liberties les pedimos que cambien sus prácticas y que reconozcan que tus datos son asunto tuyo.