El solicitante de asilo africano Oury Jalloh murió quemado vivo en una celda policial en Dessau en 2005. Desde entonces, una iniciativa privada ha luchado para descubrir la verdad detrás de su muerte. Según los informes oficiales, prendió fuego a su colchón, a pesar de estar atado de pies y manos a una litera. En 2012 un policía fue acusado de homicidio involuntario pues Jalloh estaba bajo su custodia. Un nuevo examen demuestra que es improbable que Jalloh prendiera el fuego por sí mismo; la implicación del policía es más probable. Queda por ver si el caso se reabrirá.