En 1995 entró en vigor el Acuerdo de Schengen, que permitía que los ciudadanos de Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y España viajaran libremente a través de sus fronteras. El Acuerdo se extendió gradualmente hasta abarcar 26 naciones, 22 Estados de la UE más Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. Hoy, millones de europeos se benefician de lo que se considera uno de los mayores logros de la Unión Europea.
El Acuerdo de Schengen no solo facilita la vida a quienes viajan de forma regular, sino que también es una bendición para los turistas y supone un gran impulso para las empresas que dependen de las entregas a tiempo. Un estudio realizado en 2016 por el think tank del Parlamento Europeo estima que los vehículos pesados perderían hasta 60 minutos si se restablecieran los controles fronterizos en la zona Schengen. A pesar de estas ventajas, algunos Estados miembros de la UE han restablecido los controles fronterizos en el espacio Schengen.
Restablecimiento "temporal" de los controles de fronteras internos
Debido al gran número de llegadas de migrantes en 2015 y 2016, nueve países (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, Francia, Hungría, Noruega, Suecia y Hungría) empezaron a introducir controles en las fronteras interiores, haciendo uso del artículo 29 del Código de Fronteras Schengen, que permite restablecer los controles fronterizos cuando "existan graves deficiencias en el control de las fronteras exteriores (....) que pongan en peligro el funcionamiento general de este espacio sin control de las fronteras interiores".
Los líderes europeos han respondido a sus críticos, que les habían señalado que colocar a agentes de policía en las fronteras Schengen únicamente debería utilizarse "como último recurso", explicando que los controles serían temporales. Pero, casi cuatro años después, siguen funcionando.
Tras haber agotado el plazo de dos años establecido en el artículo 29, seis de los nueve países (Alemania, Austria, Dinamarca, Francia, Noruega, Suecia y Alemania) han optado por otras vías legales que les han permitido prolongar arbitrariamente los controles fronterizos. En este tema, el Parlamento Europeo solo tiene voz consultiva.
Tanja Fajon, eurodiputada eslovena y Relatora para el restablecimiento temporal de los controles fronterizos en las fronteras interiores, ha criticado a Francia y Alemania por su falta de voluntad para negociar un pacto. Ha sostenido que los controles fronterizos de Schengen violan la legislación de la UE y que "ya es hora de que de la Comisión actúe contra ellos ante el Tribunal".
"Movimientos secundarios significativos" a pesar de la fuerte caída de las llegadas
En abril, los seis países anunciaron que ampliarían estos controles fronterizos, que expiran en mayo, durante otros seis meses más, haciendo caso omiso del voto claramente mayoritario en el Parlamento Europeo a favor de reducir los plazos y endurecer las condiciones a los países que quieren imponer controles en las fronteras interiores de Schengen.
Pese a que el número de llegadas de migrantes ha descendido a niveles anteriores a 2015, los líderes de la UE hablan de "movimientos secundarios significativos" y de "amenazas a la seguridad" en las fronteras de sus países, para así justificar sus políticas de fronteras. Para Marie de Somer, responsable de Migración y Diversidad del European Policy Centre, estas decisiones "no se basan en análisis de política pública fundamentados en hechos", sino que pretenden "tranquilizar al electorado".
En su análisis del espacio Schengen, de Somer sostiene que los gobiernos de centro y centro-derecha que han ordenado los controles en las fronteras interiores lo han hecho únicamente para proyectar una imagen de dureza hacia la inmigración, proporcionar a sus votantes una sensación de control y seguridad y hacer de contrapeso frente a los nacionalistas y populistas. Sin embargo, señala que a largo plazo, lo más probable es que acabe reforzando e incluso legitimando la retórica antiinmigración, generando mayor aceptación de las políticas migratorias restrictivas y normalizando los controles en las fronteras interiores.
El secreto de Portugal para contrarrestar a los populistas de extrema derecha
Los controles permanentes de fronteras están siendo justiificados en base a acusaciones de amenazas difusas para la seguridad, a expensas de las personas que viven y viajan en el espacio Schengen. sin embargo, lo que deberían hacer los líderes europeos es enfrentarse a las campañas de alarmismo de los populistas de extrema derecha y dejar de socavar uno de los pilares principales de la Unión Europea, la libre circulación de personas.
Como
fuente de inspiración, podrían echar un vistazo a Portugal, uno de
los pocos países europeos que mantiene a raya a los populistas de
extrema derecha. En una entrevista reciente en la cadena alemana
Deutschlandfunk, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa,
explicó su filosofía: "Lo peor es cuando nosotros, los
políticos, estamos asustados y mostramos miedo en público. Eso es lo que realmente genera inseguridad".