La UE exige un equilibrio entre la privacidad de los empleados y la supervisión de su trabajo por parte de las empresas, según dictaminó el TEDH, que revocó una decisión del año pasado cuando una de sus cámaras bajas no consideró que la supervisión de la comunicación en el trabajo planteara un problema de privacidad. Es el primer caso en el que el principal órgano de DDHH europeo aborda el tema del monitoreo de las comunicaciones en el trabajo. El fallo se basó en un caso de agosto de 2007 en el que Bogdan Mihai Bărbulescu de Bucarest fue despedido por el uso de Yahoo Messenger en el trabajo.