Como ya hemos señalado, las teorías que argumentan que tenemos una obligación moral de obedecer las leyes se dividen en dos categorías. Hasta ahora hemos tratado las teorías transaccionales. Esta son teorías que sugieren que tu deber de obediencia está establecido por una transacción moralmente significativa entre el sujeto y el Estado (o los ciudadanos). Ahora deja que te presentemos las teorías no transaccionales. Estas teorías exponen que no se necesitan las transacciones; te vas a encontrar en situaciones donde debas obediencia, incluso aunque no hayas hecho nada para tener esa obligación.
Deberes a través de los roles sociales
Probablemente las teorías no transaccionales más conocidas sean las teorías asociativas. Los teóricos asociativos creen que tenemos el deber de obedecer las leyes de una comunidad política simplemente por nuestra pertenencia a esa comunidad. Esto puede sonar extraño. ¿Cómo vas a estar obligado a soportar una importante carga (después de todo, respetar la ley implica que podrás tener responsabilidades poco agradables, como pagar impuestos, llevar ropa en público incluso cuando hace mucho calor en la calle, y demás) sin estar de acuerdo o sin recibir nada valioso a cambio?
Los teóricos asociativos creen que, en realidad, su teoría no es nada extraña. Cuadra muy bien con nuestras intuiciones diarias. Tendemos a aceptar que todos tenemos obligaciones inherentes a los roles sociales con los que hemos nacido o crecido. Tenemos obligaciones como hijas e hijos, tenemos obligaciones como sobrinas y sobrinos, como abuelos, como vecinos, como amigos. En numerosas culturas, cuando ocupamos el rol de "hijo", debemos a nuestros progenitores honor y respeto aunque no hayamos elegido ser sus hijos. Y esta obligación existe independientemente de los sacrificios que nuestros padres hagan por nosotros. Del mismo modo, cuando ocupamos el rol de "ciudadano" dentro de una comunidad política, estamos obligados a obedecer la ley independientemente de los beneficios que hayamos o no recibido del Estado.
Los críticos argumentan que las teorías asociativas tienen dos problemas: el primero que la analogía entre Estado y familia es falsa. Las comunidades políticas modernas no son lo suficientemente parecidas a las familias. En la familia tenemos intimidad, estamos conectados y emocionalmente unidos. Definitivamente esto no ocurre en las comunidades políticas. En consecuencia, podemos tener obligaciones hacia nuestros familiares aunque no las hayamos pedido, pero no tenemos obligaciones políticas que no hayamos elegido. Otros críticos opinan que no hay por qué tener obligaciones hacia nuestra familia, independientemente de lo que hayan hecho por nosotros. De hecho, no les deberías nada a tus padres biológicos si te hubiesen abandonado o defraudado de algún modo. Asimismo, no le debes nada a tu comunidad política por el hecho de haber nacido allí.
"Deber natural"
El otro grupo de teorías no transaccionales son las que se refieren a las teorías del deber natural. Según estas, nuestras obligaciones políticas proceden del deber moral que tenemos cada uno de nosotros hacia los demás, independientemente de que haya transacciones o no. Existen múltiples propuestas sobre cuál es el deber natural en el que se basa nuestro deber de cumplir la ley. Algunos dicen que es el deber samaritano del rescate sencillo: si puedes hacer un esfuerzo relativamente pequeño para ayudar a otros de forma importante, deberías hacerlo. Otros opinan que hay un deber de justicia: debes darle a todo el mundo lo que se merece. Otros opinan que nuestro deber natural procede de la obligación de respetar a los demás como personas con dignidad, de la capacidad para razonar y elegir libremente. En lo que están de acuerdo todos los teóricos del deber natural es en que de dondequiera que proceda este deber natural, solo puedes cumplirlo sometiéndote a la autoridad de la ley.
Estas teorías del deber natural son muy criticadas porque nos pueden llevar a situaciones extrañas si se llevan hasta el final. El deber de ayudar a quienes lo necesiten, de fomentar la justica o los derechos puede ser motivo para que las personas respeten las leyes de su Estado. Pero del mismo modo también da poderosos motivos para respetar las de otros Estados. Y si por ejemplo se ejerciera mejor la justicia obedeciendo las leyes de un Estado extranjero que obedeciendo las de nuestro propio país, esto sería lo que según la teoría del deber natural deberíamos hacer. E incluso nos podrían pedir que desobedeciéramos las leyes de nuestro país por el bien común. Por ejemplo, nuestro deber natural de justicia nos podría llevar a no pagar impuestos en nuestro país para destinarlo en cambio a paliar la pobreza de los países en vías de desarrollo.
Casos excepcionales
Las teorías asociativa y del deber natural pueden adaptarse a algunos casos en los que las denuncias de irregularidades no respetan la ley, al aceptar que el deber moral en el que se basa nuestra obligación para obedecer es solo uno de los muchos deberes morales que tenemos. Y aunque es (supuestamente) suficientemente fuerte como para hacernos obedecer en la mayoría de los casos, en ocasiones excepcionales hay otros deberes morales que nos llevan a quebrantar la ley.
Si te interesan las teorías asociativas, puedes encontrar material interesante aquí. Si simpatizas con las teorías del deber natural, encontrarás material aquí. Si te interesan las teorías que dicen que no tenemos ni siquiera obligaciones políticas, espérate al último artículo de nuestra serie.