Un enfermo terminal, antiguo profesor universitario, recurre a los tribunales para que le ayuden a morir en casa, rodeado de su familia. A Noel Conway, de 67 años, le diagnosticaron en noviembre de 2014 la enfermedad de la neurona motora, que no tiene cura. La muerte asistida está prohibida en Reino Unido y la eutanasia voluntaria se considera asesinato en el derecho inglés y galés. Conway espera que los tribunales establezcan criterios y salvaguardas que permitan que los adultos con enfermedades terminales puedan tomar sus propias decisiones respecto a poner punto y final a sus vidas.