La tecnología de reconocimiento facial es una cuestión que actualmente suscita acalorados debates en todo el mundo. Por un lado, se considera muy eficaz. Es rápida y (hay quien defiende que) objetiva. Por otro lado, existe la preocupación de que los sesgos e imprecisiones inherentes a estos sistemas puedan implicar discriminación y poner en peligro derechos humanos fundamentales, como nuestra libertad para protestar contra medidas con las que no estamos de acuerdo.
¿Qué es el reconocimiento facial y cómo funciona?
Aunque podemos imaginar qué significa "reconocimiento facial" no está de más profundizar en algunos detalles sobre lo que realmente implica esta tecnología. La Oficina del Comisionado de Información de Reino Unido define el reconocimiento facial como "el proceso por el cual una persona puede ser identificada o reconocida a partir de una imagen digital". Al igual que un documento de identidad, tu rostro puede servir como prueba de identidad.
El reconocimiento facial se utiliza con dos fines: la identificación y la categorización. La identificación coteja imágenes digitales en directo o grabadas con imágenes preexistentes en una base de datos. Cuando esa información se "categoriza", los efectos son más amplios. La tecnología puede filtrar automáticamente a las personas en categorías según rasgos identificables como la edad, el sexo, el peso o incluso la supuesta orientación sexual sin ayuda de una persona humana.El algoritmo organiza a las personas en categorías comparando las imágenes con la "representación estadística de la media de esa categoría". Si está disponible a gran escala, la tecnología de reconocimiento facial plantea la posibilidad de una vigilancia masiva biométrica. Las cámaras de videovigilancia (CCTV) y otras, omnipresentes ya tanto en espacios públicos como privados, pueden actualizarse con funciones de reconocimiento facial. La tecnología de reconocimiento facial ya se utiliza por las fuerzas del orden y los agentes privados en una amplia gama de lugares, desde escuelas a estaciones de tren.
Resulta muy preocupante que, la mayor parte de las veces, nuestras imágenes se cargan en bases de datos de reconocimiento facial sin que seamos conscientes de ello ni demos nuestro consentimiento. Por ejemplo, recientemente se ha descubierto que Clearview AI, una empresa tecnológica estadounidense, sacó más de tres mil millones de imágenes faciales de plataformas de redes sociales como Facebook, YouTube y Twitter, y ha dado acceso a nuestros datos a gobiernos y empresas privadas a cambio de pagos.
Esa clase de información tan privada está siendo utilizada por las fuerzas del orden para tomar decisiones policiales y, en el futuro, podría ser utilizada por organismos públicos o privados para tomar decisiones sobre, por ejemplo, tu idoneidad para un trabajo, un curso universitario o un préstamo, sobre viajes al extranjero o la entrada a un festival.
¿Cómo afecta el reconocimiento facial a la vida cotidiana?
Aunque la tecnología de reconocimiento facial puede sonarnos todavía como a ciencia ficción, se está abriendo paso silenciosamente en Europa. Después de probar el reconocimiento facial en la estación de Berlín-Südkreuz desde 2018, Alemania está planeando utilizar sistemas de vigilancia biométrica en otras 134 estaciones de tren y 14 aeropuertos, a pesar de las críticas. Francia ya hace un uso bastante extensivo y el presidente Macron está dispuesto a ponerse al nivel de China y Estados Unidos.
La policía italiana también comenzó a emplear en 2017 el Sistema Automático de Reconocimiento de Imágenes (SARI), que, con el fin de identificar a determinadas persona, procesa los datos biométricos de todas las personas presentes en los espacios vigilados. Recientemente, Belgrado (Serbia) instaló cientos de cámaras de reconocimiento facial, creando un sistema de vigilancia permanente. Sin que la mayoría de la población lo sepamos, el reconocimiento facial está cada vez más extendido en toda Europa. Por suerte, sentencias judiciales recientes en algunos países han considerado que estos sistemas de reconocimiento facial son ilegales.
¿Cuáles son las ventajas?
El reconocimiento facial se promueve como algo que nos facilita la vida. En lugar de tener que molestarnos en introducir una contraseña en nuestro teléfono, por ejemplo, o de tener que mostrar nuestro DNI en un aeropuerto, nuestra cara será suficiente para verificar quiénes somos. En Osaka, en cuatro estaciones de tren se han incorporado sistemas de reconocimiento facial que permiten que la gente pase escaneando su cara, sin necesidad de un billete o un documento de identificación. Un funcionario de transportes señaló que "la ventaja es que los pasajeros con un equipaje grande podrán pasar por las puertas simplemente mostrando su cara en lugar de buscar los billetes".
Aunque los procesos internos de autentificación biométrica son técnicos, desde el punto de vista del usuario resulta increíblemente fácil y rápido. Colocar un dedo sobre un escáner y desbloquear una cuenta en cuestión de segundos es más rápido que teclear una larga contraseña con múltiples caracteres especiales. Además, olvidar una contraseña es un algo común para la mayoría de los usuarios. ¿Qué posibilidad hay de que te olvides tus propios datos biométricos? ¡0%!
Otro de los argumento a favor del reconocimiento
facial es que ayuda a garantizar la seguridad. La biometría se supone que
proporciona mayores niveles de garantía de que la persona que
intenta acceder a un servicio o realizar una transacción es real. Quienes la defienden, señalan que las contraseñas, los
PIN y otros datos de identificación personal pueden filtrase a través de filtraciones de datos, permitiendo así el acceso a cuentas a defraudadores que utilizan métodos de
autenticación tradicionales. Sin embargo, resuta más difícil que alguien proporcione tu huella dactilar en el acto. En lo que
respecta a la aplicación de la ley, los partidarios del
reconocimiento facial sostienen que permite que la policía localice más fácilmente a las personas sospechosas.
¿Y los problemas?
El reconocimiento facial no respeta muchos de nuestros derechos. En primer lugar, la tecnología obtiene de forma intrusiva algunos de nuestros datos más íntimos. Dado que nuestros datos nos pertenecen (según, por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos), tenemos derecho a saber cuándo se obtiene información personal sobre nosotros y con qué fin.
En segundo lugar, ser conscientes de que podemos ser identificados fácilmente puede provocar la autocensura por miedo a sufrir consecuencias negativas. Por ejemplo, si la gente sabe que será identificada e incluida en una base de datos por asistir a una protesta, puede que decida no hacerlo. Esto es especialmente grave en situaciones en las que los gobiernos han restringido ilegalmente el derecho a manifestarse para reprimir la crítica pública.
En tercer lugar, los datos biométricos conllevan su propio riesgo de seguridad. A diferencia de una contraseña, los datos biométricos no pueden cambiarse. Si los datos de mi huella dactilar se filtran, no es algo que pueda "restablecer" como una contraseña. Y lo que es peor; tu cara puede ser escaneada en cualquier momento y en cualquier lugar, sin tu consentimiento. Esto significa que tus datos biométricos podrían estar almacenados en una serie de bases de datos, cuyas medidas de seguridad podrían ser inadecuadas.También es sabido que la tecnología de reconocimiento facial funciona relativamente bien con rostros blancos y masculinos, mientras que tiene un alto índice de inexactitud en personas racializadas, especialmente si son mujeres. Esto significa que las personas de grupos étnicos minoritarios, que ya de por sí suelen tener un acceso más difícil a los servicios y comodidades, encontrarán una barrera adicional cuando las autoridades utilicen el reconocimiento facial en estos contextos.
El reconocimiento facial no discrimina únicamente a las personas racializadas, sino que además está dirigido de forma desproporcionada a las personas marginadas. En el contexto de la aplicación de la ley, el reconocimiento facial se utiliza predominantemente en comunidades que ya están excesivamente vigiladas. En Italia, por ejemplo, la base de datos del software de reconocimiento facial de la policía contenía 2 millones de imágenes de personas italianas, frente a 7 millones de imágenes de personas refugiadas e inmigrantes. Por lo tanto, la forma de emplear esta tecnología perpetúa la persecución desproporcionada que ya sufren algunos grupos.
Conclusión
La tecnología de reconocimiento facial puede resultar atractiva por su potencial para simplificar nuestras vidas y mejorar la seguridad pública. Pero lo más probable es que acabe siendo un gran inconveniente que facilite la eliminación de nuestras libertades y opciones y refuerce la desigualdad y la discriminación. Debido a que su popularidad crece entre muchos gobiernos, es preciso que la ley se ponga al día y logre evitar que esta tecnología se utilice en todas partes.
Liberties y el reconocimiento facial
En Liberties queremos que la
vigilancia masiva a través del reconocimiento facial se prohiba. Hace unos
meses, nos unimos al movimiento ReclaimYourFace. Si estás de acuerdo
en que el reconocimiento facial no tiene cabida en nuestros espacios
públicos, firma esta petición.