Un periodista polaco envió unas preguntas a una empresa para un artículo que estaba preparando. La empresa sintió que las preguntas dañaban su reputación y presentó una denuncia por difamación, a pesar de que el artículo nunca se llegó a publicar. El tribunal no vio ningún perjuicio por parte del periodista y archivó el caso. "Si hubiese sido condenado, hubiera sentado un precedente peligroso y podría tener un efecto disuasorio en otros periodistas", afirmó Dorota Głowacka, coordinadora del Observatorio para la Libertad de Prensa en Polonia en la Helsinki Foundation for Human Rights.