La COVID-19 agudiza el problema de salud pública que supone el hacinamiento carcelario
El 28 de febrero de 2021, había 53.697 presos en Italia. En la misma fecha de 2020, había 61.230 personas en prisión, es decir, 7.533 personas (12,3%) menos en un año. La última vez que se vieron cifras tan bajas fue en 2015.
A pesar de este descenso, las cárceles italianas están actualmente al 106,2% de su capacidad. Y esta cifra no incluye las cerca de 4.000 plazas que no están disponibles temporalmente, lo que hace que la población penitenciaria alcance el 115% de su capacidad. Según el Observatorio de Antigone, en el 22,7% de las 44 cárceles visitadas en 2020, hay menos de tres metros cuadrados de espacio para cada recluso.
Demografía de las prisiones
El 31 de enero de 2020, las personas extranjeras constituían el 32,5% del total de la población penitenciaria (17,291). Esta cifra se ha mantenido más o menos estable en los últimos años. Entre ellas, el 18,1% estaba a la espera de su primer juicio, mientras que en el caso de los italianos esta cifra era del 15,4%, la mayoría procedentes de las regiones más pobres del país.
A finales de enero había 2.250 mujeres presas, lo que representa un 4,2% de la población penitenciaria total, cifra que se mantiene más o menos estable. De este total, 26 son mujeres con niños menores de tres años. Esta cifra se ha reducido respecto a las 57 que había en las mismas fechas del año pasado. En enero de 2021, 281 menores estaban recluidos en 17 Institutos Penitenciarios para menores, frente a los 374 de hace un año.
Suicidio y autolesiones
El año pasado se suicidaron 61 personas en las cárceles italianas, lo que supone 11 suicidios por cada 10.000 detenidos. Es la tasa más alta en casi 20 años. El Observatorio de Antigone registró 23,8 casos de autolesiones por cada 100 personas. Las cárceles hacinadas (en torno al 120% de su capacidad) también presentan un gran número de casos de autolesiones.
Los efectos del coronavirus en las cárceles
El 1 de marzo de 2021, 410 presos, 562 funcionarios y 49 miembros del personal administrativo dieron positivo en las pruebas de COVID-19. Desde el comienzo de la pandemia, 18 presos y 10 funcionarios de prisiones han muerto a causa de la COVID-19. La cifra de positivos por cada 10.000 es mucho mayor en las cárceles que entre la población general, aunque esto ha cambiado con el tiempo. En febrero de 2021, la tasa por cada 10.000 personas presas era de 91,1, frente a los 68,3 por cada 10.000 de la población general.
La pandemia ha supuesto una evolución positiva en el ámbito de la tecnología. Mientras que antes de la pandemia solo un número reducido de cárceles ofrecía visitas familiares por vídeoconferencia, el 95,5% de las cárceles visitadas en 2020 permiten esta opción. El uso generalizado de la tecnología se introdujo tras la primera oleada de cierres en marzo de 2020. En algunos casos, la tecnología también se utilizó para actividades educativas, aunque en la mayoría de los casos no fue posible por falta de equipamiento.
Alternativas a la cárcel
El 15 de febrero de 2021, había 61.589 personas (de las cuales 6.961 son mujeres) cumpliendo penas no privativas de libertad y 18.936 personas en libertad condicional. Lamentablemente, las medidas alternativas no parecen haber contribuido a reducir el número de personas presas en Italia. De hecho, en realidad, el número de personas en el sistema de justicia penal ha aumentado, dado que en 2015 la población penitenciaria era la misma que la actual, pero había menos personas cumpliendo penas alternativas.