Un oficial de policía alemán ha sido acusado de abusar de 2 refugiados en 2014. Se le acusa de haber estrangulado, golpeado y arrastrado por el suelo tirando de las esposas que manitaban sus piernas a un afgano y de haber obligado a un marroquí a comer carne de cerdo podrida. El agente se jactó de sus acciones enviando SMS a otros agentes. La oficina de la fiscalía está investigando lo sucedido. Los críticos dicen que ese racismo y los malos tratos no son casos aislados pero que rara vez conducen a un proceso penal. Una problemática "cultura del silencio" parece haberse asentado en la policía.