El conocido rapero húngaro, Dopeman, no cometió ningún acto de vandalismo cuando dio una patada a la cabeza de la estatua del primer ministro Viktor Orbán durante una manifestación en 2013, según declara un tribunal de primera estancia. La Hungarian Civil Liberties Union (HCLU) insistió durante todo el juicio que la expresión de opiniones políticas, cuando no violan los derechos de ninguna persona, no se pueden penalizar, aunque se critique al líder del país. Una sociedad democrática debe aceptar ideas que para algunos resultan repugnantes o indignantes. El fiscal ha recurrido la sentencia.