¿Qué es el espacio cívico?
Un elemento esencial de cualquier democracia verdadera es que las personas puedan ejercer ciertos derechos fundamentales sin que el gobierno se lo impida. Entre ellos, la libertad de expresión, de asociación y de reunión. El "espacio" que permite que la gente ejerza libremente estos derechos (decir lo que piensa y conversar con los demás, protestar contra aquello que no les satisface, agruparse en colectivos ciudadanos y organizaciones) se denomina "espacio cívico".
¿Por qué es el espacio cívico una pieza clave de cualquier sociedad democrática?
El espacio cívico es necesario en cualquier democracia pues proporciona el espacio para que la gente ejerza sus derechos fundamentales y la libertad para que la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad civil se organicen en grupos, protesten contra las amenazas a sus libertades y a la democracia, y comuniquen sus problemas al gobierno.
Las organizaciones de la sociedad civil (OSC) son especialmente importantes en el espacio cívico. Hacen que la democracia funcione facilitando a los ciudadanos un canal de comunicación con sus representantes. Mantienen a la gente informada sobre el uso que hacen los políticos de los recursos y poderes que se ha concedido y se aseguran de que los gobiernos no se extralimiten en el cumplimiento de la ley ni vulneren los derechos humanos. Cuanto más responsable sea un gobierno ante su población, y cuanto más participe la gente en el gobierno, más posibilidades habrá de que los políticos no actúen en su propio interés, sino en el del pueblo.
¿Cuáles son los elementos fundamemtales del espacio cívico?
El espacio cívico permite el ejercicio de tres derechos fundamentales que son fundamentales para cualquier democracia: la libertad de expresión, la de asociación y la de reunión. Estos tres derechos sientan las bases para que las personas no solo interactúen entre sí (para compartir ideas y debatir políticas, leyes u otras cuestiones de interés), sino también con el gobierno. Es decir, que la gente tenga un canal de acceso a la esfera política (por ejemplo, a través de OSC) y pueda expresar sus preocupaciones sin temor a represalias.
La libertad de expresión es nuestro derecho a expresarnos de cualquier manera siempre y cuando no perjudique los derechos de las demás personas. Es decir, la gente tiene derecho a ser crítica con sus dirigentes o con las políticas del gobierno, ya sea a título individual o en grupo. Compartir algo en las redes sociales, escribir un blog, participar en protestas pacíficas, incluso escribir una carta a un político local... todo ello son ejemplos de libertad de expresión y deben ser protegidos.
El derecho de las personas a unirse o formar grupos, y el derecho de estos a trabajar para lograr sus objetivos legítimos, se conoce como libertad de asociación. Permite que las personas se identifiquen con las causas en las que creen y se unan a otras para defenderlas. Cuando unimos nuestras voces en grupo, nuestro mensaje cobra más peso y aumenta la probabilidad de que los políticos lo escuchen y tomen en serio nuestra reivindicación.
Estas agrupaciones, ya sean colectivos ciudadanos, organizaciones de derechos humanos o entidades benéficas de ayuda a las personas sin hogar o a las mayores, por citar solo algunas, se denominan colectivamente sociedad civil. Es el sector de nuestra sociedad que sin estar vinculado a políticos o a partidos, sin embargo se implica en cuestiones políticas y sociales. Las organizaciones de la sociedad civil también son actores cruciales en la protección del espacio cívico. En la Unión Europea también hay algunos gobiernos autoritarios que no respetan los derechos fundamentales ni el espacio cívico, y que, de hecho, lo perciben como una amenaza. Los grupos de la sociedad civil ayudan a crear conciencia cuando nuestros derechos se ven amenazados y trabajan para que las amenazas se disipen y lograr un espacio cívico sano.
La libertad de reunión es nuestro derecho a reunirnos pacíficamente para expresar nuestra opinión sobre cualquier asunto que consideremos de importancia pública. Normalmente, esto se hace a través de protestas, y las protestas pacíficas son en realidad un signo de una democracia sana. Cuando la gente tiene libertad para expresar sus preocupaciones en público sin miedo ni obstáculos, contribuye a informar a otros ciudadanos sobre problemas que pueden desconocer y asimismo permite que el gobierno comprenda qué asuntos o problemas son importantes para la gente.
¿Por qué y cómo difiere el espacio cívico en distintas partes del mundo?
En un mundo ideal, el espacio cívico sería el mismo en todos los países: existiría, sería fuerte y no estaría obstaculizado por el gobierno. En la práctica, evidentemente, esto no es el caso. Muchos países, incluso en regiones con una larga tradición democrática como la UE, imponen restricciones al espacio cívico. Esta situación se produce cuando la propia democracia no es fuerte, ya que los gobiernos que no tiene temor a perder el poder (como en Hungría) tienen pocos incentivos para actuar en favor del interés público.
Existen algunas organizaciones que trabajan para potenciar el espacio cívico en todo el mundo. Un buen ejemplo es el CIVICUS Monitor, que califica a los países en función de su defensa de los derechos fundamentales y la protección del espacio cívico. Según esta organización, menos del 4 por ciento de la población mundial vive en un país con un espacio cívico "abierto", mientras que casi el 70 por ciento vive en países donde la organización define el espacio cívico como "reprimido" o "cerrado".
¿Cuáles son las mayores amenazas para el espacio cívico?
El espacio cívico se enfrenta a múltiples amenazas, incluso en países que consideramos verdaderas democracias. Además, otros factores, como la pandemia de coronavirus, pueden exacerbarlas. Por ejemplo, incluso países como Alemania y Francia tomaron medidas para limitar las protestas pacíficas y otros derechos durante la pandemia, a veces justificadas por motivos de salud pública, pero a menudo no.
En general, sin embargo, hay algunas amenazas al espacio cívico que son comunes en muchos países, independientemente de los problemas del momento. Entre ellas:
- Ataques a los defensores de los derechos. humanos y a las organizaciones de la sociedad civil, en especial a quienes defienden los derechos de las personas LGBTQI, las mujeres y las minorías.
- Acoso, intimidación y vigilancia de activistas.
- Obstrucción del derecho a la protesta pacífica, que a menudo incluye la detención y el procesamiento de quienes participan en protestas.
- Censura en línea.
- Leyes que prohíben que las organizaciones de la sociedad civil reciban fondos extranjeros, una fuente necesaria de subsistencia para muchas de estas entidades, y la imposición de restricciones injustas a sus actividades.
- Trámites burocráticos y otros obstáculos destinados a impedir que las organizaciones de la sociedad civil lleven a cabo su trabajo, o incluso a que se vean expuestas a ser procesadas.
Estas amenazas tienen un grave impacto en el espacio cívico, reduciéndolo y provocando que muchas personas decidan no participar en protestas o unirse a grupos por miedo a las represalias del gobierno.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de cerrar el espacio cívico?
Cuando el espacio cívico se reduce o se elimina por completo, también lo hace la democracia. Aunque pueda parecer extremo, es así, pues la democracia es mucho más que el simple derecho a votar. También es el derecho de las personas a participar en el discurso público, a expresar sus opiniones, a formar grupos y a decir lo que piensan, incluso a los políticos, las empresas u otras entidades de poder o autoridad.
Cuando no existe el espacio cívico, las amenazas hacia las personas que desean ejercer sus derechos y participar en los asuntos públicos aumentan. Pueden incluso enfrentarse al encarcelamiento o enjuiciamiento en virtud de leyes injustas que se aprueban con el único fin de silenciar las críticas al gobierno o impedir la labor de las organizaciones que trabajan para sacar a la luz la corrupción u otras irregularidades.Todo esto provoca un efecto de amedrentamiento en el discurso público, restringiendo el libre flujo de información, ideas y noticias.
¿Cómo se puede fomentar y proteger el espacio cívico?
La protección del espacio cívico empieza por dejar clara su importancia ante la ciudadanía. Demasiadas personas no conocen la importancia de sus derechos básicos y la facilidad con la que pueden ser restringidos. Es necesario transmitir a la sociedad la importancia de contar con el espacio cívico para mantener nuestros derechos, ya sea a través de su ejercicio individual, o colectivo (a través de las organizaciones que trabajan para promoverlos y protegerlos).
Cuando el gobierno aprueba leyes duras e injustas que limitan los derechos de las personas, estas deben, por supuesto, ser impugnadas a través del proceso jurídico, siempre que sea posible. Pero más allá de eso, los activistas y las organizaciones de la sociedad civil deben apelar a nuestros valores compartidos como seres humanos, cuestiones como la libertad personal, la igualdad y la igualdad de oportunidades, para subrayar la importancia del espacio cívico. Civil Liberties Union for Europe trabaja para promover este enfoque comunicativo, centrado en valores, con el fin de que la opinión pública se incline a favor de la protección de nuestros derechos y del espacio cívico que los hace posibles.
¿Cómo se puede participar en el espacio cívico?
A nivel individual, cada persona puede participar en el espacio cívico y reforzarlo. Si hay asuntos que te preocupan o problemas que observas, habla de ellos, aunque sea en las redes sociales o de cualquier otra forma posible. O únete a un grupo o asociación que trabaje por un objetivo que compartas, como el apoyo a grupos minoritarios o la protección de las personas LGBTQI. Es importante que ejerzamos nuestros derechos para protegerlos, porque cuanto más lo hagamos, más consagrados y aceptados estarán, y más probable será que los responsables políticos tomen nota de nuestras preocupaciones y hagan cambios.
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