La familia estaba detenida en Zeist el pasado 28 de agosto y estaba en espera de ser expulsada. Los hijos, Gláucio y Márcia, no obtuvieron el perdón infantil debido a especulaciones de que su padre estaba involucrado en crímenes de guerra en Angola.

Gláucio, de trece años de edad, nació en los Países Bajos y ha vivido toda su vida en los centros para solicitantes de asilo. Su hermana Márcia, de dieciocho años, nació en Angola pero huyó con sus padres con tres años de edad. Ella no guarda ningún recuerdo de su país de nacimiento.

De hecho, en el periodo de detención de la familia en Zeist, Márcia acababa de iniciar los estudios de derecho en la Universidad Erasmo de Rotterdam. La indignación por la expulsión inminente de la familia se ha extendido en todo el país y el Defensor del Niño ha afirmado que era "inaceptable".

El pasado 31 de agosto, el secretario de Estado de Seguridad y Justicia, Klaas Dijkhoff decidieron permitir que los dos niños y su madre permanecieran en los Países Bajos, pero su padre, debido a las dudas sobre su pasado, no podrá quedarse.

Martine Goeman, de Defensa de los Niños, se muestra muy aliviado y feliz con la decisión:

Esta decisión muestra respeto por los derechos de Márcia y Gláucio. Esperemos que este caso sirva de inicio para la restauración del Reglamento del perdón infantil y la garantía de que los niños que tienen arraigo en los Países Bajos no serán detenidos para ser expulsados a un país que no conocen. Márcia y Gláucio son holandeses de pies a cabeza y su lugar está aquí. Ahora pueden seguir adelante con sus vidas y construir su futuro en este país. Al mismo tiempo, la familia se rompe porque su padre no obtendrá un permiso de residencia y esto es algo con lo que no podemos estar de acuerdo.

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