Este escandaloso anuncio representa nueva evidencia de la apabullante agenda de seguridad de la política migratoria belga. Además, resulta todavía más preocupante porque no proviene de la Secretaria de Estado para el Asilo y la Migración, sino del gobierno.
Si esta propuesta es validada, debilitará gravemente la inviolabilidad del hogar, consagrada en el Artículo 15 de la Constitución: "El hogar es inviolable; la entrada en el hogar sólo puede tener lugar en los casos que la ley establezca y de la manera prescrita por la ley".
Hasta ahora, sólo un juez independiente podía otorgar una orden que permitiese a la policía entrar en un hogar. Es una garantía fundamental contra el riesgo de abuso o arbitrariedad. El Departamento de Inmigración basa su petición en el hecho de que, según ellos, los jueces no quieren tomar este tipo de decisiones. En lugar de preguntarse por un posible mal funcionamiento de la justicia, propone modificar, de la peor manera posible, la ley sobre la función de la policía en este asunto.
No nos andemos por las ramas, si la petición es concedida, significará ni más ni menos: la legalización de las redadas.
La política represiva sobre la migración, anunciada en el acuerdo de coalición, era preocupante. Ahora se convierte en totalmente inaceptable.
Es urgente que tanto el gobierno como la población sea consciente de la grave regresión en derechos fundamentales que representa este tipo de medida.
Por eso nos recuerda el poema de Martin Niemöller:
Cuando vinieron a llevarse a los judíos
No protesté,
Porque yo no era judío.
Cuando vinieron a llevarse a los comunistas
Guardé silencio,
Porque yo no era comunista.
Cuando vinieron a llevarse a los sindicalistas
No protesté,
Porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscarme a mí
No había nadie más
Que pudiera protestar...