El Tribunal Constitucional checo casi nunca dicta fallos sobre la prohibición de la tortura y los tratos inhumanos o degradantes, puesto que los casos confirmados de violaciones son sumamente raros. Uno de estos casos ha sido visto recientemente por el tribunal.

Un ciudadano de Camerún que iba a ser deportado a su país natal en junio de 2014 desde la República Checa, no solo se enteró del vuelo previsto con un solo día de antelación, sino que fue conducido a la fuerza por la policía hasta el aeropuerto utilizando gas lacrimógeno y la fuerza física.

No pudo despedirse

El ciudadano de Camerún, que vivía en la República Checa desde 2010, fue detenido en mayo de 2014 con el fin de deportarle a su país de origen. Había estado viviendo en la República Checa sin un permiso de residencia válido desde mayo de 2013.

En junio de 2014, la policía le reservó una plaza en un vuelo desde Praga para tres días más tarde. Él se enteró de este vuelo solo un día antes de la salida.

Esa mañana llegó una escolta policial para conducirle al aeropuerto. Él se negó a dejarse conducir voluntariamente, sosteniendo que su expulsión no se le había anunciado con antelación y que por tal motivo no podía despedirse de su novia checa, recoger sus pertenencias en su apartamento o informar a la familia de su llegada a Camerún.

Medios coercitivos

Hizo resistencia pasiva y no hubo modo de sacarle de la habitación, ni siquiera mediante el uso de la fuerza. Luego, la policía utilizó gas lacrimógeno dentro de la estancia cerrada.

El hombre quedó desorientado y fue esposado y conducido rápidamente al aeropuerto. La policía llegó incluso a utilizar un carrito para equipajes para transportarle por una parte de la terminal.

Sin embargo, el capitán del avión en el que estaba previsto que viajara el hombre se negó a admitirle a bordo. Según el piloto, el hombre representaba un riesgo de fuga.

Entonces, el hombre fue llevado de nuevo al centro de detención para extranjeros. En un proceso posterior celebrado en julio, fue deportado de nuevo a Camerún.

Falta de interés

El hombre presentó una demanda contra la policía checa. La investigación inicial de la Inspección General de las Fuerzas de Seguridad (IGFS) no advirtió la comisión de ningún delito por parte de la policía y aparcó la investigación. El uso de la fuerza contra el demandante fue, según la IGFS, completamente razonable.

El demandante presentó entonces un recurso de inconstitucionalidad contra el IGFS por negligencia en el desempeño de su cometido. El Tribunal Constitucional examinó el caso y la investigación y concluyó que se había producido una violación del derecho a no ser sometido a un trato degradante, tanto por parte de la policía como de las actuaciones del IGFS.

Aunque el tribunal no advirtió violaciones en todas las etapas de las actuaciones policiales, insistió en que la policía cometió un error cuando los agentes no informaron al demandante sobre el viaje de deportación con suficiente antelación y no le permitieron prepararse para el mismo.

Ese error probablemente contribuyó a la creación de la situación de enfrentamiento físico y al uso de gases lacrimógenos. Teniendo en cuenta esto, el uso de gas lacrimógeno, de las esposas y del carrito para equipajes supuso un trato degradante contra el hombre, concluyó el tribunal.