Antigone, la ONG italiana y miembro de Liberties celebró una conferencia de prensa la semana pasada para presentar el progreso y las conclusiones de su trabajo de monitoreo de las cárceles en un informe de mitad de período. El informe destaca la preocupante recurrencia de antiguos problemas en las cárceles italianas, concretamente el hacinamiento y las condiciones inadecuadas de detención.

Cada vez más hacinados

El número de detenidos no ha cesado de aumentar desde el comienzo del año. Ahora hay 57.000 presos en Italia, lo que resulta en una tasa de hacinamiento total del 113,2%.

En muchas cárceles, esto ha reducido el espacio personal asignado a los presos a menos de tres metros cuadrados, el mínimo permitido para evitar el incumplimiento del artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que prohíbe el trato inhumano y degradante.

La información que revela el informe respecto al espacio personal de los presos cobra una importancia aún mayor pues Italia ya ha sido acusada de hacinamiento por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2013.

Poder judicial glacial

Las razones de este aumento continuo del número de presos se encuentran en la lentitud de los procedimientos judiciales italianos y del uso excesivo de la prisión preventiva.

Este informe se ha basado principalmente en las visitas realizadas a 53 prisiones en 2017. El trabajo de monitoreo reveló que en muchas cárceles no se cumplen siempre las condiciones básicas de detención. Además, las cárceles italianas tienen la proporción más baja de guardas por preso: 1 para 1,7, mientras que existe una importante ausencia de educadores.

El derecho de los presos a la educación y al trabajo no siempre se concede. Incluso cuando se les permite trabajar, lo hacen dentro de la administración de la cárcel, no para ninguna empresa pública o privada externa, por lo que su perspectiva de encontrar trabajo cuando salgan no se refuerza.

Desconectados

Lo mismo ocurre con el derecho de los presos a las relaciones familiares: es básicamente imposible que tengan acceso a la tecnología moderna para poder comunicarse con sus familiares. Por ejemplo, solo una cárcel en Italia permite que hablen con sus familiares por Skype.

Estas son las tendencias en las cárceles en lo que llevamos de 2017, un panorama que no muestra ningún progreso real hacia la protección de los derechos de los presos, al contrario, confirma el retroceso señalado previamente en el informe de Antigone de 2016.

La organización continuará su trabajo de supervisión con el fin de lograr una visión integral de la situación carcelaria en Italia en 2017, que se utilizará para llevar a cabo un análisis de datos importante y redactar el informe anual completo.