El último Informe sobre la sociedad civil de CIVICUS, una red internacional de organizaciones de derechos civiles, revela un estado de emergencia para los ciudadanos y las ONG.
Auge del populismo
Solo el 3% de la población mundial vive en países donde el espacio cívico es completamente libre y abierto. Más de 106 países tienen algún tipo de límite o restricción de los derechos civiles. Estas restricciones pueden ser debidas a la legislación, pero en algunos casos las restricciones se imponen a causa de manifestaciones ciudadanas o de violencia.
La razón principal del aumento de las restricciones que se han impuesto a las organizaciones que trabajan para proteger los derechos civiles es la actual crisis de la democracia, que se manifiesta incluso en Europa. Los partidos populistas cada vez reciben más apoyo y se han fortalecido especialmente en países como Hungría y Polonia.
Recelo hacia las ONG
La propagación de estas olas populistas también ha resultado en un aumento de recelo hacia las ONG, que han sido blanco de los medios de comunicación y de las instituciones gubernamentales. Quizá el ejemplo más notable es el de las organizaciones que se dedican a la búsqueda y rescate de personas en el Mediterráneo.
Los populistas también alientan la ira de los ciudadanos sobre la percepción de una falta de representación en las instituciones. A menudo se asocia a las ONG con las instituciones públicas en lugar de verlas como entidades independientes que promueven los derechos de los ciudadanos.
Lo mismo ocurre en un contexto internacional: los partidos populistas normalmente no tienen en cuenta a las instituciones internacionales, mientras que las organizaciones de derechos civiles están acostumbradas a trabajar a nivel transnacional para fomentar los derechos humanos.
Una oportunidad para la sociedad civil
Pero también hay grandes sectores de la población defraudados con el auge del populismo y la sociedad civil debe aprovechar este malestar para generar formas de representación mejores demostrar que las organizaciones de la sociedad civil son efectivamente capaces de satisfacer las necesidades, los derechos y las libertades de los ciudadanos.
Para sobrevivir, las organizaciones de la sociedad civil deben cooperar con organismos de distintos sectores y crear redes, como la propia CIVICUS, donde compartir conocimientos e intercambiar buenas prácticas.