Según Capital.bg, la gran mayoría de los fiscales búlgaros (el 82%) creen que su institución no funciona bien y necesita ser reformada. Casi dos tercios de ellos dicen que conocen casos de corrupción o comportamiento poco ético y casos donde se fiscales superiores, empresarios o círculos influyentes han presionado a miembros del gremio. A menudo el abuso de poder proviene de sus superiores, las referencias arbitrarias y la presión que representan algunos factores económicos y políticos influyentes.