El Tribunal Constitucional italiano ha decidido que el cultivo de cannabis para uso personal va a seguir siendo un delito penal. Esta decisión no hace sino reforzar la actual paradoja legal: la prohibición de las drogas implica una invitación indirecta a buscarlas en el mercado negro.
El Tribunal Constitucional italiano confirmó el 8 de marzo que cultivar cannabis para uso personal es un delito penal bajo la ley italiana. De hecho, el tribunal ni siquiera consideró admisible el recurso de inconstitucionalidad introducido por la Corte de Apelación de Brescia sobre la sanción aplicable al cultivo de cannabis para uso personal.
En su forma actual, la ley italiana es incomprensible: cultivar cannabis para uso personal está considerado un delito penal, mientras que comprarlo en el mercado ilegal es solo una falta administrativa. El recurso del Tribunal de Brescia señaló esta incoherencia, considerando el principio legal de racionalidad y el grado de infracción.
Reforma de la política de drogas
No es la primera vez que el Tribunal Constitucional rechaza un recurso de inconstitucionalidad similar: hace veinte años, en 1995, el mismo tribunal sostuvo que permitir el cultivo doméstico llevaría a un incremento de la cantidad de drogas disponibles en el país.
Las cosas no han cambiado demasiado a lo largo de la pasada década. Como ha declarado el presidente del CILD, Patrizio Gonnella, la actual política de drogas puede resumirse así: "Prohibir, castigar, sancionar, arrestar, juzgar y encarcelar".
La política italiana de drogas debe ser reformada para seguir el ejemplo de las iniciativas exitosas de legalización y despenalización, como las que existen en algunos estados de EE. UU. y en Portugal. Las cifras, además, hablan por sí mismas: 250.000 personas detenidas en Italia por infracciones relacionadas con la droga entre 2006 y 2014 y mil millones de euros gastados cada año para mantener a estos infractores encerrados.
Italia se enfrenta hoy a una elección: ¿debe mantener su política prohibicionista, que ha matado ya a miles de personas, o debe transformar completamente su enfoque en relación con las drogas? Dos importantes oportunidades para la reflexión y la reforma se vislumbran en el horizonte: el debate en el Parlamento italiano sobre el nuevo proyecto de ley propuesto por el grupo Cannabis Legale y la próxima la sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU dedicada a las políticas sobre drogas. ¿Cambiará finalmente Italia su criterio?