Tecnología y Derechos

¿Superaremos la apatía hacia las cuestiones transgénero en Lituania?

Lituania da largas a la hora de implementar protecciones legales para las personas transgénero, una cuestión que, según declaró burdamente una política lituana, no es una prioridad.

by Human Rights Monitoring Institute

Ha transcurrido ya una década desde que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió su sentencia en el caso L vs. Lituania, pero no se ha hecho nada durante este tiempo para proteger los derechos y la dignidad de las personas transexuales en Lituania.

No hay acceso a tratamiento

Según Natalija Bitiukova, subdirectora del Human Rights Monitoring Institute, las personas transgénero que deseen cambiar de sexo todavía no pueden acceder al tratamiento necesario en Lituania: ni al tratamiento hormonal, ni a la reducción genital ni siquiera a la cirugía general. No existe una legislación sobre estos procedimientos.

Si bien el derecho de cambiar de sexo fue incluido en el Código Civil de 2002, no hubo prisa por aprobar la Ley de reasignación de género. En 2007, el TEDH obligó al Estado a corregir esta brecha jurídica.

Desgraciadamente, la Ley de reasignación de género aún no se ha aprobado y el procedimiento sigue sin entrar en ninguna legislación. A día de hoy, en Lituania no existe ni la posibilidad jurídica de este procedimiento, ni tampoco la práctica.

Lituania no se ha dado ninguna prisa por llevar a cabo los cambios legales que exigió el Tribunal de Estrasburgo. (Imagen: Carla Lewis, flickr.com)

El largo camino hacia el cambio de documento de identidad

Las personas que cambian de sexo en otro país, luego se encuentran con muchos obstáculos para obtener un nuevo documento de identidad en Lituania.

Además, debería ser posible registrar un cambio de sexo sin tener que someterse a un tratamiento de reasignación de género. Se estima que hay aproximadamente 200 personas transgénero en Lituania, de las cuales solo unas 50 querrían someterse a un tratamiento médico.

El TEDH, en su sentencia del 6 de abril del caso de A.P., Garcon y Nicot vs. Francia, sostuvo que cualquier exigencia de que haya que haberse sometido a un tratamiento de reasignación de género para poder cambiar legalmente de sexo, va en contra del Convenio Europeo de Derechos Humanos.

Para obtener un nuevo documento de identidad, las personas transgénero en Lituania tienen que ir a los tribunales. Por ejemplo, el 10 de abril el Tribunal de Distrito de la ciudad de Vilna ordenó a la Oficina de Registro Civil que registrara oficialmente el cambio de sexo de una persona que había completado parcialmente el tratamiento de reasignación de género.

Según Bitiukova, la situación actual, donde las personas se someten a un tratamiento de reasignación de género en el extranjero, pero luego no pueden cambiar sus documentos en la Oficina del Registro Civil al volver a su país, es injusta. En casos como estos, los tribunales lituanos a menudo indeminizan también por pérdidas no materiales.

El sistema actual para cambiar los datos personales en el registro o los documentos tampoco cumple con los estándares internacionales, pues no es accesible, ni rápido, ni tampoco transparente.

Las cuestiones transgénero no son una prioridad

En marzo, el gobierno finalmente mostró cierta iniciativa al encargar al Ministerio de Salud y al de Justicia que redactaran una legislación que permita la reasignación de género.

De acuerdo con el primer ministro Saulius Skvernelis, el gobierno no puede seguir ignorando las quejas constantes de las instituciones internacionales sobre la violación reiterada de los derechos transgénero.

Lamentablemente, los ministerios parecen estar tomándose su tiempo. El ministro de Salud, Aurelijus Veryga, al principio alegó no acabar de comprender bien qué le había asignado el gobierno, y que no estaba claro qué legislación concreta era la que se precisaba. Sin embargo, tras reunirse y dicutir con organizaciones LGBTI* y de derechos humanos, parece que el ministro ha cambiado de opinión, y está de acuerdo en que al menos algunos de los procedimientos deben ser regulados.

Por su parte, Agnė Širinskienė, presidenta de la Comisión Parlamentaria de Asuntos de Salud, no parece tener ningún interés hacia los problemas de las personas transgénero. Según ella, esta cuestión no es una prioridad para el sistema de salud.

Parece que para la inmensa mayoría de los políticos e instituciones el sufrimiento de las personas transgénero o les es completamente indiferente, o tratan de evitar el problema por completo.

Esperemos, sin embargo, que la determinación del ministro Skvernelis sea suficiente para romper la apatía.

Información proporcionada por HRMI, lrt.lt, lgl.lt

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