Ha entrado finalmente en vigor el decreto por el que el ministro del Interior italiano ha luchado tanto y que lleva su nombre. El decreto endurecerá la política de inmigración italiana y muchos migrantes, incluidos los niños y mujeres víctimas de trata, han sido expulsados de los centros de acogida en los que vivían.
El decreto Salvini elimina la protección humanitaria
La razón: el decreto Salvini elimina la protección humanitaria, uno de los tres tipos de prestación con que contaban anteriormente quienes buscaban refugio en Italia. Los otros dos tipos de prestación son el estatuto de refugiado y la protección subsidiaria. El decreto también prevé la limitación del Sistema de Protección de Solicitantes de Asilo y Refugiados (SPRAR por sus siglas en italiano), el alargamiento del período de tiempo que los migrantes que van a ser expulsados pueden permanecer en los Centros de Permanencia para Repatriados y nuevas restricciones para la concesión de protección internacional.
Se expulsa de los centros de acogida no solo a personas cuyas solicitudes de protección humanitaria están a la espera de aprobación, sino también a aquellas a las que ya se ha concedido dicha protección, pero siguen encontrándose en un limbo jurídico.
Lejos de crear seguridad, el decreto Salvini dificulta el control sobre la inmigración
El decreto Salvini se presentó como una medida conducente a una mayor seguridad; sin embargo, impedirá que los migrantes accedan a un sistema de acogida que, de hecho, permitió en su momento cierto grado de control sobre la migración en Italia y también ayudó a integrar a los migrantes. Como resultado, muchos terminarán durmiendo en la calle después de haber sido expulsados de los centros.
De hecho, prefecturas de todo el país han empezado a informar a los centros de acogida de que las personas a las que se ha concedido protección humanitaria deben abandonar las instalaciones de estos por haberse suspendido la prestación de la que se beneficiaban hasta ahora. Según el planteamiento actual, el siguiente paso para los migrantes expulsados de los centros de acogida será la repatriación. Hasta entonces, sin embargo, estos migrantes no tienen otra opción que vivir en la calle o encontrar otro alojamiento, a menudo precario, lo que los convierte en presa fácil del crimen organizado.
Menos seguridad, más violencia
El decreto Salvini y la política migratoria italiana en general tendrán un contundente impacto en la sociedad italiana. Lo más preocupante es que esta medida invalide los intentos de fomentar la integración de los migrantes en las comunidades locales. Además, es probable que el decreto produzca una mayor inseguridad y recrudezca el actual clima de violencia contra los migrantes en el país.