Si alguien alberga alguna duda de que los acontecimientos de ayer en la frontera húngara sucedieron con arreglo al guión previsto por el primer ministro Orban, piense en las consecuencias: finalmente pudo mostrar al país y al mundo que estamos ante animales agresivos que atacan Europa. Esta estrategia es tan antigua como la civilización humana: trata a una minoría como basura y no tardarán en comportarse como bestias, para que pueda legitimar ante la opinión pública todas las acciones en su contra.
Orban podría finalmente interpretar el papel de escudo de Europa que tanto adora: los invasores, por un lado, y los defensores, por la otra. También podría romper la creciente solidaridad de la sociedad húngara que amenazaba su propia versión de la realidad, el choque de civilizaciones. Ahora que los refugiados están excluidos, no queda apenas posibilidad de que el pueblo húngaro pueda conocerles y ayudarles. Puede controlar la imagen pública de los refugiados y de esta manera es mucho más fácil para deshumanizarles, para dar la impresión de que estos "intrusos" son el enemigo público número uno.
Un círculo vicioso
Un círculo vicioso El gobierno afirma que permite a los refugiados "reales" entrar en la UE legalmente. Esto es una mentira cínica. Hay algunos puntos de entrada, pero las autoridades no han tramitado ni cien solicitudes de asilo en un día. Los funcionarios decidieron sobre el destino de una persona en pocos minutos, y el veredicto fue casi siempre el mismo: el rechazo de la solicitud de asilo y la expulsión del solicitante de asilo a Serbia, y la prohibición de entrar en el espacio Schengen durante un año.
El gobierno declaró Serbia un tercer país seguro, pero no lo es. Serbia aún no ha concedido el estatuto de refugiado a nadie - sencillamente porque no tiene sistema de asilo y rechaza de inmediato las solicitudes. Lo más absurdo es que los refugiados pueden apelar contra la desestimación de su solicitud de asilo en la ciudad húngara de Szeged - pero no pueden desplazarse allí. Un círculo vicioso.
Justicia acelerada
Quienes tratan de romper la cerca e ir a Hungría ilegalmente son detenidos y procesados por la comisión de un delito penal recién introducido: cruce ilegal de fronteras. Una persona puede ser condenada hasta 5 años de prisión por este delito. El gobierno llevó a 130 jueces y funcionarios judiciales a la ciudad sureña de Szeged para juzgar estos casos penales mediante procedimientos acelerados.
Castigando a los refugiados por cruzar ilegalmente la frontera antes de tomar una decisión sobre sus solicitudes de asilo, el Estado húngaro viola el artículo 31 de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. Es más, las actuales modificaciones de la Ley de enjuiciamiento criminal son también claramente inconstitucionales. A los infractores se les niega el derecho al debido proceso de ley, así que los fiscales y los jueces deben negarse a aplicar las enmiendas a la ley.
Por desgracia, no lo hacen. El primer infractor ha sido condenado a la deportación inmediata del país el pasadomiércoles, tras un juicio de 80 minutos. El hombre había llegado de Irak, donde perdió a su hermano en la guerra, y es muy probable que su vida esté en peligro si regresa. Ahora es un criminal convicto que no puede entrar en la UEdurante un año y tiene que pagar 66 dólares en concepto de costas penales. No tiene ninguna posibilidad de obtener asilo. Si trata de entrar en Hungría otra vez, será encarcelado.
En defensa de los derechos humanos
En su discurso pronunciado ante sus seguidores hace una semana, Orban declaró que esta crisis de los refugiados está terminando con "la era de las mentiras progresistas" - es decir, el respeto de los derechos humanos y los principios constitucionales. La pregunta ahora es si la mayoría de los europeos están de acuerdo con él y rechazan los principios fundamentales de la Unión Europea, o ponen fin a esta pesadilla, aquí y ahora.
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