El primer ministro húngaro Viktor Orban está de visita en Zagreb en el marco de una reunión de la Iniciativa de Centro Europa. Orban es un populista con tendencias autocráticas, cuyo objetivo declarado es crear una democracia antiliberal bajo el pretexto de proteger los intereses nacionales y los valores cristianos. Bajo este sistema, Orban y sus oligarcas pueden seguir lucrándose mediante prácticas corruptas y abusando de los bienes públicos con total impunidad.
El gobierno de Orban desmantela las libertades de forma sistemática
Croacia tiene la obligación de exigir el respeto de las normas de derechos humanos universalmente aceptadas, que, por otra parte, es uno de los objetivos de la política exterior. Como miembro del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, tiene el deber de advertir a Hungría del daño que están causando sus políticas antiliberales, así como insistirle en que por su propio interés debería apoyar el desarrollo democrático y el respeto de los derechos humanos en todos los países de Europa Central y Oriental.
El primer ministro Orban y su partido Fidesz han promulgado una serie de políticas que socavan sistemáticamente los cimientos democráticos del Estado y la sociedad húngara y han convertido el país en una democracia antiliberal. El gobierno de Orban ha empezado a desmantelar la independencia del poder judicial, ha atacado al periodismo y a los medios de comunicación independientes, ha criminalizado y acosado a las personas sin hogar y ha tratado a los refugiados y a los solicitantes de asilo de forma inhumana e ilegal.
La reducción de las libertades ha tenido consecuencias preocupantes
En la Hungría de Orban, las instituciones democráticas han acabado siendo rehenes de los "títeres" del Fidesz y su red de compinches, mientras el gobierno aplica políticas que van en contra de los valores fundamentales de la Unión Europea: el respeto de la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos y trata de silenciar todas las voces críticas del país. En los últimos meses, el gobierno húngaro se ha dedicado a reducir las libertades académicas, imponer restricciones legales e intimidar a las organizaciones críticas de la sociedad civil. El resultado es preocupante: se han prohibido los estudios de género todas las universidades, la Universidad Centroeuropea se ve obligada a abandonar Budapest, y las organizaciones de la sociedad civil han sido clasificadas de mercenarias extranjeras y ahora se enfrentan a cargas fiscales draconianas.
Plenković debe rechazar el modelo antiliberal
La condena de estas políticas por parte del Parlamento Europeo debería ser suficiente para que el gobierno croata y el primer ministro Plenković constaten que elmodelo húngaro no es un modelo a seguir.
Estas políticas nocivas y peligrosas deben ser
cuestionadas y condenadas abiertamente para evitar que se importen
modelos antiliberales y antidemocráticos de Hungría y Polonia,
como ya vimos anteriormente en 2016.