La comunidad Roma de Racoș (unas 1.200 personas según Ioan Dudaș, un pastor pentecostal local) subsiste de recoger frutos silvestres de los bosques y realizar tares diversas en las granjas cercanas, como ayudar a recoger el heno y las patatas. Los Roma afirman que tienen un trato con el guarda forestal para recoger la leña caída y añaden que la policía municipal no respeta este acuerdo y les multa o golpea cuando les coge saliendo del bosque con leña. A menudo, dicen, les pegan y además les multan.
Parece que las palizas ocurren con frecuencia y sin ninguna razón. Durante una visita a Racoș, los representantes de APADOR-CH dialogaron con varias personas que afirmaron que los agentes de policía pegan a los Roma sin ningún motivo y sin que exista una conexión con robos u otra actividad ilegal.
Brigada especial
Las mismas fuentes afirman que las únicas personas que son acosadas por la policía son los Roma y no otros grupos étnicos (como rumanos o húngaros). De acuerdo con los cálculos de los Roma, la policía ha agredido a más de 40 víctimas de su comunidad. Los abusos llevan produciéndose cuatro o cinco años, desde que una brigada especial liderada por Dan Ciucu fue destinada a esta comunidad. Esta brigada estuvo anteriormente en un pueblo cercano, donde tuvieron varios conflictos con la población Roma local. Los Roma de Racoș creen que por esta razón se están "vengando" de ellos.
Varios ciudadanos agredidos en los últimos años han presentado denuncias contra los agentes de la policía, pero ninguna tuvo éxito porque no había testigos que corroboraran sus reclamaciones y los agentes negaron todos los cargos. La Asociación de Oficinas Nacionales de Asesoramiento Ciudadano lleva un proyecto de justicia social en la comunidad. Los activistas que trabajan para esta organización están proporcionando a los Roma asesoramiento jurídico y a veces incluso ayuda económica, para que las personas que son agredidas puedan pagar los gastos de viaje a los hospitales de Rupea y Brașov.
Justicia
El 30 de abril de 2015 por la noche, G.D., uno de los activistas, fue golpeado en la estación de tren de Racoș por cuatro hombres que llevaban pasamontañas. Poco antes de la agresión, el activista fue avisado por la policía municipal de que estaba en una zona peligrosa y de que "podía pasar cualquier cosa de Racoș a Brașov".
Los ciudadanos locales han amenazado con tomarse la justicia por su mano si las autoridades centrales no intervienen.
Un informe extenso publicado por APADOR-CH detalla algunos casos concretos de ciudadanos que han sufrido abusos por parte de la policía. APADOR-CH, junto con otras organizaciones, ha solicitado a la Inspección General de la Policía que investigue a fondo y con rapidez la situación en Racoș y que tome todas las medidas necesarias.
Las ONGs han solicitado también a la oficina del fiscal adjunta al Tribunal Supremo que vuelva a abrir todas las investigaciones penales de los últimos tres años en relación con las denuncias de gente de Racoș sobre abusos policiales.