Un mes después de que el campamento de refugiados de Ponte Mammolo (en la periferia de Roma) fuera derribado por excavadoras, los antiguos ocupantes, que ahora viven en tiendas de campaña cerca de la estación de metro, han escrito una carta al alcalde de Roma, Ignazio Marino, para que cese la injusticia contra ellos. "Somos seres humanos, no números. Tenemos una historia y una dignidad que conservar. Por ello, por favor, trátenos de acuerdo a los estándares de los derechos humanos y a la ley internacional italiana", dice la carta.