El primer ministro británico los ha llamado un "enjambre" y en los medios de comunicación les han descrito ampliamente como "mafia organizada" "trágicos deshechos humanos" y una "inundación imparable". Son los migrantes de Calais, que se enfrentan a enfermedades, la muerte y al desinterés público por su difícil situación.
Escapan de la guerra, el genocidio, la tiranía y la explotación, con la esperanza de encontrar una vida mejor para sus familias. Solo quieren un lugar seguro para ellos y sus hijos. Por ello, arriesgan sus vidas subiéndose a camiones y caminando por los raíles del tren, viviendo en "la jungla" donde el crimen, la violación y la violencia constituyen la rutina diaria.
Esta es la verdadera crisis: los gobiernos gastan enormes cantidades de dinero militarizando y protegiendo las fronteras donde mueren los solicitantes de asilo al intentar cruzar, y surge un campo de refugiados a la puerta de entrada de una de las naciones más ricas de la tierra.
Nuevos parias
En la última década, políticos de todo el continente se han disputado el título del país más duro contra la migración, tanto a nivel legal como en otros. Los refugiados y migrantes, al margen de lo que estén dejando atrás en su tierra natal, son los nuevos parias.
Reino Unido siempre ha acogido a las personas en situación desesperada, desde los hugonotes a los judíos alemanes y los soviets, hasta los asiáticos del este de África. Entonces, como ahora, se argumentaba que si suponía demasiado coste económico, que si no había lugar. Pero hicimos lo que era justo y nuestro país ha sido mejor gracias a ello.
Es una triste historia que la respuesta de nuestra gobierno vira de una xenofobia consentida a una negación deleznable, en lugar de hacer honra a nuestra digna tradición de proveer refugio a quienes lo necesitan.
Respuesta gubernamental
En lugar de centrar los recursos en el desarrollo de estrategias de reasentamiento, el gobierno ha anunciado que va a:
- Enviar perros rastreadores y vallas.
- Recortar drásticamente el apoyo económico a los refugiados y retirar el apoyo automático a las familias cuyas solicitudes han sido rechazadas pero que no pueden regresar a su país por razones legítimas, empujándoles a la miseria forzosa.
- Embargar los salarios de los migrantes irregulares, empujando a las personas cada vez más lejos del radar y a los brazos de los esclavistas modernos.
- Poner en marcha planes de alto coste para externalizar el control migratorio a los propietarios de casas, a pesar de que el plan piloto en West Midlands supuso una barrera para ciudadanos británicos que no podían pagarse el pasaporte y por ende tampoco acceder al mercado de alquileres.
- Sentenciar con cinco años de cárcel a los propietarios de casas que incumplan la normativa, y otorgarles el poder sumario de desahucio, cosa que ha alarmado incluso a la Asociación Nacional de Propietarios.
Alimentando mentiras
Esto es solo una parte de un fracaso colectivo de valentía y compasión del gobierno. Los políticos de hoy también han conspirado para alentar la desconfianza, la sospecha, la división, la incredulidad y el celo hacia los solicitantes de asilo, buscando las alabanzas de los sectores xenófobos de la prensa y demás. Alimentando mentiras sobre los migrantes de Calais, diciendo que son todos migrantes económicos o que están aquí porque se quieren beneficiar de nuestro sistema de prestaciones sociales.
La evidencia muestra que esto es ridículo. De hecho, el mundo en vías de desarrollo acoge a la mayor parte de los refugiados. En cualquier caso, las solicitudes de asilo son solo una fracción de la cifra neta de migración, que era de 318.000 en 2014.
También es cierto, aunque frecuentemente no se dice, que el número de solicitantes de asilo que solicitan refugio en Gran Bretaña es mucho más bajo que en cualquier otro país de la UE. En 2014, el Reino Unido recibió 31.400 solicitudes de asilo, menos que Alemania (166.800), Francia (63.100), Italia (56.300) y Suecia (81.300), y mucho menos que el pico de 84.130 en Reino Unido en 2003. Reino Unido recibe menos solicitudes de asilo que la media de la UE.
Trucos
El nivel de solicitudes de asilo sube y baja, dependiendo de la guerra y la persecución en distintas partes del mundo, pero desde luego no cambia por los trucos de política doméstica que perjudican tanto a los solicitantes de asilo como a los ciudadanos británicos.
Es difícil no ver que la deshumanización de estas personas desesperadas es parte de una tendencia más amplia y preocupante. El plan del gobierno para abolir la Ley de los Derechos Humanos y reemplazarla con una Declaración de Derechos británica, minando la universalidad de los derechos humanos, es otro indicador.
Es decir, que en Reino Unido los que están en el poder deciden cuando y a quién se le concede la protección de derechos y en otros lugares los seres humanos necesitados son tratados como animales, que deben ser contenidos, controlados y olvidados.
No participaremos de esta ideología espantosa, vacía de empatía y humanidad básica, y tampoco deberías participar tú. Todos merecemos un refugio seguro y, en Gran Bretaña, tenemos el deber de proporcionarlo.