Para ganar más votos, los políticos proponen soluciones simples que pueden sonar bien hacia fuera porque se centran en fortalecer la seguridad y limitar nuestras libertades. Cada vez que hay un nuevo ataque, se anuncia una nueva política más dura y que interfiere más con nuestras libertades, pero no se ha logrado ni detenerlos, ni disimnuirlos. Más bien al contrario, cada vez son más frecuentes. Las políticas simples y duras no funcionan. Nos hemos visto obligados a sacrificar nuestros valores y derechos y a cambio solo hemos perdido seguridad.
Derechos = seguridad
Liberties acaba de publicar un informe en el que analiza dos medidas antiterroristas muy populares entre los gobiernos de Europa: la vigilancia masiva y los perfiles étnicos. En los próximos meses, una nueva serie de #MeAndMyRights explicará estas prácticas, por qué son contraproducentes y cómo ciertas medidas alternativas, que cumplen con las normas de derechos humanos, son de hecho más efectivas y pueden brindar más seguridad pública.
Por vigilancia masiva, nos referimos al tipo de cosas que explicaba Edward Snowden que hacían las agencias de espionaje en Estados Unidos y Europa. Es decir, que las fuerzas de seguridad mantengan un registro de cosas como tus llamadas, correos electrónicos, tu ubicación o los sitios web que visitas en internet. Por perfiles étnicos nos referimos a cuando las fuerzas de seguridad detienen y registran a una persona o hacen una redada en su hogar solo porque el objetivo parece ser musulmán, y no porque tengan pruebas reales de que esa persona pueda haber cometido un delito.
La vigilancia masiva no funciona
Las autoridades de muchos países llevan utilizando la vigilancia masiva y los perfiles étnicos desde hace varios años. Toda la evidencia disponible muestra que estas políticas no han servido para arrestar a terroristas ni para prevenir ataques. Más bien lo contrario: nos han hecho más vulnerables a los ataques. Por ejemplo, la vigilancia masiva desvía agentes y financiación de formas tradicionales de investigación que sí que sirven para detener los ataques. La utilización de perfiles étnicos rompe la confianza entre las personas que pertenecen a minorías y la policía, dificultando así que las fuerzas de seguridad obtengan información que pueda ser útil para detener o atrapar a sospechosos.
Nuestros próximos artículos explicarán cómo nuestros gobiernos podrían fortalecer la seguridad de verdad, si cumplieran con sus obligaciones legales y respetaran la legislación de derechos humanos. Vamos a profundizar sobre por qué la vigilancia masiva y los perfiles étnicos perjudican a nuestras sociedades, son inútiles y totalmente contraproducentes en la lucha contra el terrorismo. Explicaremos también cómo algunas antiguas políticas antiterroristas, de eficacia comprobada, que respetan los derechos humanos son más efectivas. Y analizaremos cómo nuestros gobiernos colaboran de forma involuntaria con las organizaciones terroristas haciendo que más personas se conviertan al extremismo violento al no otorgar a las minorías los mismos derechos que a los demás y colaborar con regímenes represivos en el exterior. En resumen, explicaremos cómo los derechos humanos nos mantienen seguros.