Este es ya el cuarto artículo de nuestra serie #WeDecide. En el primero discutimos las razones por las que no se puede llamar democracia a las 'democracias aliberales'. En el segundo y tercer artículo hablamos de las razones que se pueden tener para querer vivir en una democracia. Algunos de nuestros lectores dejaron comentarios en las redes sociales indicando que la Unión Europea no es una democracia, pues no respeta los deseos de algunas mayorías en algunos de sus Estados miembros. Aunque podemos estar en desacuerdo con ellos, tanto en que esas mayorías sean mayorías reales, como en el significado mismo de lo que implica unirse a una comunidad, nuestro desacuerdo, es algo más profundo. Creemos que la voluntad de la mayoría no siempre debe ser respetada.
Como señalamos anteriormente, existen todo tipo de razones para apoyar la democracia. Porque favorece que se logren cosas importantes, o porque respeta la igualdad y la dignidad de todas las personas. Aunque todos los beneficios que aportan las democracias nos encantan, creemos que deben ser apoyadas, sobre todo, por esta última razón. Las democracias respetan que todas las personas gocen de la misma dignidad. Permiten que nadie decida por nosotros cómo debemos vivir (sin que podamos decidir cómo) y que nos traten públicamente como iguales.
Pero... ¿y si no lo hacen?
Muy fácil: entonces no son dignos de llamarse "democracia".
Como explicamos en nuestro primer artículo, la democracia es un concepto con una carga moral. Cuando decimos 'democracia', es como si dijéramos "el sistema que es moralmente digno de
nuestro apoyo, y por ende debe implantarse/defenderse/mantenerse". Los regímenes que no respetan la
dignidad igualitaria no merecen nuestro apoyo moral, por lo tanto, no son
democracias, al margen de lo que quieran llamarse.
Entonces,
¿por qué un gobierno de mayorías no encaja en esa descripción de sistema democrático?¿Por qué no
merece nuestro apoyo? ¿De veras no respeta una dignidad igualitaria para todas las personas? No, realmente no. Para comprender por qué, imagínate que existen dos grupos en la sociedad: los verdes y los azules. Tú eres azul. Hay tres veces
más verdes que azules. Si los verdes y los azules son bastante parecidos (quizás a los verdes les gusta saludar a sus vecinos con
un "hola", mientras que los azules generalmente dicen "buenos
días") y en general tienen las mismas posibilidades de estar en el lado ganador en cada una de las cuestiones que tiene que votar la comunidad, el principio de la mayoría, no parece que afecte al cumplimiento del respeto hacia la dignidad de todos. Las decisiones colectivas implican ventajas y desventajas, y uno se enfrenta a las desventajas
con aproximadamente las mismas posibilidades que cualquier otro miembro
de la sociedad, sea esa persona de color verde o azul.
Pero ahora imagina que los azules y los verdes se diferencian más. Celebran fiestas religiosas distintas, tienen concepciones distintas sobre la importancia de la educación y el cuidado de las personas mayores, distintas expectativas de vida, y son propensos de manera distinta a ciertas enfermedades. Si se toman decisiones colectivas basadas en un simple enfoque mayoritario, tú y tu familia (que digamos que sois mayoritariamente azules) vivireis en una sociedad en la que no cuenta ninguno de vuestros intereses. Tendreis todas las desventajas. Lo más probable es que todos los días festivos sigan el calendario religioso verde, y que tengas que ir al trabajo includo los días que son importantes para ti. Seguramente, el dinero público se destinará a la investigación médica para eliminar las enfermedades verdes. Asimismo, lo más probable es que la proporción del dinero público para el cuidado de ancianos y niños no favorezca a tampoco a tu gente. En alguna ocasión los verdes serán generosos, es posible que te den un día libre para que celebres tu día festivo más importante. Puede que destinen algo de dinero a investigación médica que beneficie a tu gente, o que abran más escuelas infantiles para tus hijos. Pero la cuestión es que, como mínimo, otros serán los que tomarán las decisiones sobre tus condiciones de vida sin que tú tengas la más mínima posibilidad de opinar. Como un azul, estarás a merced de los verdes.
¿Te parece que este sistema respeta tu dignidad igualitaria dignidad, es digno de nuestro apoyo moral y, por ende, que debería llamarse democracia? Por supuesto que no. La tiranía de la mayoría simplemente no es democracia.
Hay quien piensa que fortalecer la democracia directa en la UE, es decir, facilitar que se celebren referendos significaría lograr una democracia más genuina. Deberíamos poder tomar las decisiones nosotros y no nuestros representantes siempre que sea técnica y económicamente factible. Pero otra gente cree que fortalecer la democracia directa en la UE llevaría a una tiranía de la mayoría. Creemos que la democracia directa no es una solución mágica para los problemas de nuestras democracias y por supuesto no es la única forma genuina de democracia. Pero tampoco es algo que deba evitarse, no tiene por qué suponer una tiranía de la mayoría, depende del diseño institucional en el que se base.
Si quieres saber sobre los peligros de
la representación y de la democracia directa, lee nuestro próximo
artículo de #WeDecide la próxima semana. También, queremos saber tu opinión.
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directa en la UE, por qué? Deja un comentario en
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